la paciencia

miércoles, 25 marzo 2009 a las 8:33 | Publicado en lo personal es político | 3 comentarios

Una persona hospitalizada, ingresada en un hospital con la finalidad de curarla, sufre un proceso de pasivización. Se convierte en un ex-cuerpo autónomo que recibe, soporta, cuidados, aseos y tratamientos médicos sin apenas información. Pese al mimo y cuidado de la mayoría del personal de enfermería, las habitaciones desabridas de un hospital del siglo pasado no ayudan a la recuperación. Habitaciones blancas, limpias, luminosas, calurosas (calefacción central sin quitar y ya era primavera), dan una sensación de irrealidad. Pese a los antibióticos y a las cirugías modernas (laparoscopia), la convalecencia siempre remite a montañas mágicas en las que se rememoran actos fallidos del pasado, viejos amores, se olvidan las mezquindades porque lo único importante es salir de allí una vez restablecida/o, se recibe como si se fuera una mona de feria en un invernadero a personas que te quieren realmente (callo aquí  el enorme agradecimiento que ya he transmitido a las interesadas), se pasa más tiempo del necesario pensando en el propio cuerpo y con familiares; se duerme, come y se empieza a aceptar una rutina.

De la aceptación de la rutina y lo que ahora llamamos adhesión al tratamiento (sumisión al dictamen del Médico Jefe -sí, los jefes siguen siendo hombres aunque ahora haya buenas -y terribles- Médicas subordinadas- que transmite por cadena de mando la enfermera y auxiliar de clínica -sí, todas mujeres-) depende el buen rollo que se tenga consigo misma y con la situación. La emergencia, la urgencia, una vez dentro, esperan. Se accede con preocupación y se sale aliviada/o… por volver a casa, que no sanada/o.

Ser paciente es ser un cuerpo, más cuerpo si cabe que el ser mujer. Y, si se es una paciente, las explicaciones sobre tu cuerpo y las inferencias prejuiciosas sobre cuidados de la salud y estilo de vida son comunicadas -deficientemente- tarde y mal a l@s tutor@s de esa menor de edad que sigue siendo la paciente de ginecología en este hospital. Demasiada información pasa por demasiadas manos y ojos -falta de intimidad ¿qué hay de la protección de datos?- y demasiado poca se deja correr, en comparación con lo que se mete a La Paciente gotero mediante, a los oídos angustiados e ignorantes de lo sucedido de La Paciente.

Las rutinas de hospital, la cultura mediterránea de las visitas ruidosas que yo también he disfrutado y con las que he torturado a mis vecinas de habitación, la cultura autoritaria de los equipos médicos que deja la autonomía de la paciente en una mera frase de la Ley, la falta de medios -sin baño en una habitación para cuatro-; la falta de intimidad -se pasa revista todos los días frente a las otras enfermas sin una simple cortinilla (esto en cuanto a lo físico) y no digamos ya cuando todos los derechos sobre protección de datos personales se violan al compartir El Doctor de viva voz -de voz vivaz, sin amables tonos bajos o sympathetic– la Historia Clínica de La Paciente con los oídos del resto del equipo médico y por desgracia el resto de las enfermas.

Todas son circunstancias que hay que aguantar, soportar, sufrir, olvidar mientras se está allí, porque lo importante es cumplir el tratamiento -termómetro, tensión, antibiótico, antiinflamatorio, calmantes, termómetro, tensión, antibiótico, antiinflamatorio, calmantes, termómetro, tensión, antibiótico, antiinflamatorio, calmantes ¿hasta cuándo, enfermera? pregúntaselo al doctor mañana-.

Ya en casa, espero que por muchos años.

palabras

viernes, 23 May 2008 a las 9:59 | Publicado en política y sociología | Deja un comentario
No me mires como estoy, sino como soy. Me siento mal porque encuentro muchos obstáculos. Antes de juzgarme, conóceme mejor. Piensa que puedo ser igual que tú. ¿Por qué te ríes de mi?. ¿Es que soy un payaso? Necesito tu ayuda. Me cuesta trabajo comunicarme, no me lo hagas más difícil. Cuando hable contigo no te hagas el tonto y me dejes con la palabra en la boca, a ti no te gustaría. No te creas superior a mí ya que, aunque me cueste trabajo hablar, puedo pensar y, si me conoces, aun sin hablar, puedo expresarte muchas cosas.
PALABRAS DE PARALÍTIC*S CEREBRALES.
Palabras de informe especializado:

Pon toda tu atención cuando estés hablando con una persona con
dificultades para articular las palabras. Escúchala con cuidado, ten
paciencia, no le interrumpas y espera a que termine lo que tiene que
decir.
􀂃 No intentes dar la impresión de que la has comprendido si no ha sido
así. Repite lo que crees que ha querido decir y espera a que él/ella
te diga algo más. Ya verás como al cabo de un rato puedes entender con
mayor facilidad lo que te está contando.
􀂃 Antes de precipitarte a ayudarle/a, cuando veas que va a hacer algo
con dificultad, pregúntale si quiere o necesita tu ayuda. Si te
contesta “Sí”, pídele que te explique cómo puedes ayudarla/o y,
después, haz lo que te ha dicho.
􀂃 Cuando le propongas salir fuera de casa, al cine, a una cafetería, a tu
casa… infórmate antes si el sitio es accesible, si no hay barreras
arquitectónicas.

Respeta el ritmo de las personas con parálisis cerebral, normalmente
son más lentas en lo que hacen: andar, hablar, tomar las cosas…

􀂃 No te intimides con los movimientos involuntarios de brazos y piernas,
ni con las expresiones extrañas del rostro de las personas con PC.
Recuerda que se trata de personas como tú, generalmente, tienen
inteligencia normal y, a veces, por encima de la media.

Discapacitado, da

Dicho de una persona: Que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas.

Over 10% of the world’s population suffers from a variety of disabilities. How ICT can improve their way of live?

The article People with disabilities and ICTcould be a good opportunity to know something more about how the use of ICT  for education is now seen worldwide as both a necessity and an opportunity.

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